La obra:
El interés estético que he venido desarrollando en la danza como estudio del cuerpo y su sabiduría; se encarna de manera más intensa en esta oportunidad con la obra Amor Amargo basada en La hora menguada de Rómulo Gallegos.
Esta lectura ha sido un pretexto para recrear la vida y sus intricadas relaciones a través de dos personajes femeninos que, más allá, de permanecer unidas por el natural lazo consanguíneo, lo están por sus destinos que confluyen en una misma vida y un mismo amor.
La sabiduría del cuerpo es una categoría que me ha permitido recuperar lo que la misma fisicalidad ha desplazado: ese gesto originario y esencial en donde la danza en la mejor manera de Valéry resuena como un «exceso de vida». Graciela Henríquez y Marcela Aguilar, insignes maestras, coreógrafas, bailarinas y pioneras de la danza contemporánea en Latinoamérica vuelven a la escena para danzar el desnudo de sus talantes expresivos, revelando ese otro lado del movimiento que dialoga con su naturaleza corporal en tanto existencia y experiencia. Los cuerpos de la danza a los que me remito son aquellos que por su madurez contienen lo que la pura fisicalidad puede reducir y opacar; es decir, que apuesto por una conciencia poética de la danza reveladora de su estado de sabiduría, danzando así, la transparencia de cuerpos trascendentes. Quizás pretenda con estas danzas un sobrevuelo al pasado, a una forma de melancolía por la sabiduría del bailarín que vive su cuerpo y su desdoblamiento desde una experiencia prerreflexiva que revela como presagio dramático el devenir de un constante movimiento y su transfiguración en estado de poesía: ese preciso instante, es donde intento dirigir vuestras miradas.
Intérpretes e Investigación Corporal
Graciela Henríquez (Venezuela-México)
Marcela Aguilar (Costa Rica-México)
Música
Hanaq Pachaq, Himno procesional en Quechua, Barroco Perú, Cristina Pluhar, Vivaldi
Diseño y Realización de vestuario y escenografía
Luis Alonso
Producción Ejecutiva
Carlos Paolillo
Fotografías de Ernesto Reinoso